Jesús está vivo

Sobre la muerte


Mis queridas hermanas, muchos poetas, pintores y pensadores han escrito sobre la muerte y el tema es para muchos un asunto elusivo.

Crecí con este tema con toda naturalidad. Mi papá (Abel), me enseñó a amar y a creer en Jesús. Para todos los que de una u otra forma tenemos esta divina fortuna, el tema de la muerte es lleno de alegría y emoción de poder contemplar al Creador y al maestro más grande del AMOR; Jesucristo.

Sin embargo, la muerte, para muchos es cuestión que causa temor, horror, congoja e incertidumbre. Sin embargo, Dios nos guía y en su enseñanza nos muestra el camino a la vida eterna. Abramos nuestros ojos, nuestros oídos y limpiemos nuestro corazón:


¿QUÉ DICE, PUES, LA
BIBLIA SOBRE LA
MUERTE?


Primero, es importante explicar por qué se da la muerte. La muerte, es a todas luces, la separación de nuestro espíritu del Espíritu de Dios. La separación se da cuando inútilmente creemos que somos independientes del Creador y la creencia nos hace desobedientes en Cristo, nos hace egoístas, manipuladores, mentirosos, llenos de gula, avaricia y ambición desmedida. ¿Qué vida podemos tener cuando el espíritu (la energía más sutil) ha dejado de ser escuchada? La Palabra de Dios nos lo dice muy claramente: «Porque la paga del pecado es muerte.» (Romanos 6:23).

Dios da al hombre el libre albedrío para que sea el ser humano quien decida reconectarse con su Espíritu y VIVA en sintonía con la enseñanza de Jesús, en absoluto AMOR consigo mismo y con los demás seres humanos. Sin embargo, desde Adán, el hombre ha insistido en seguir comiendo del fruto de la ciencia del bien y el mal (el fruto que nos lleva a vivir en la polaridad en vez de caminar por el centro). «Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.» (Génesis 2:16,17).  

SENTIDO COMÚN

La información diaria sobre el comportamiento humano y sus consecuencias nos hacen pensar que la vida tal como hemos decidido llevarla, no nos está dejando nada bueno. Es importante replantearnos nuestro día a día, reconocer nuestros errores, reconciliarnos con Jesús y retomar el camino de amor a Dios: Amarlo de todo corazón, obedeciéndole, agradeciéndole haber nacido, habernos hechos soberanos en la Tierra y habernos dado, por gracia divina, la vida eterna.

Debemos ser obedientes para vivir una vida llena de paz, de armonía, de común acuerdo con todo lo bueno y con todo lo bello.

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¿Y QUÉ PASA,
ENTONCES, DESPUÉS DE
LA MUERTE?

«Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.» (Hebreos 9:27). «Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.» (Eclesiastés 12:14).

Deberíamos estar menos orgullosos al afirmar que somos mundanos y que amamos pecar “de vez en cuando” Es importante leer y cuidar más lo que pensamos, lo que hablamos y los que hacemos: «Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.» (Apocalipsis 20:12-15). «Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.» (Mateo 13:49,50).

Ojalá meditemos y busquemos vivir desde ahora el Cielo en la Tierra todos los días donde a través de nuestros frutos los demás vean la profundidad de nuestro pensar y nuestro sentir. Es un hecho que lo que hoy vivimos en la Tierra, dista mucho de lo que, como  humanidad podamos sentirnos orgullosos.

TRABAJEMOS JUNTOS POR UN MUNDO MEJOR

“Queda poco espacio, pues, para pensar que la muerte sea un sueño apacible, un dulce descanso después de la vida”.

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HAY UN SOLO CAMINO PARA VIVIR EN PAZ; JESÚS

Revisemos el texto de Romanos 6:23, «Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.» Dios es santo y justo, «Dios es luz» (1a Juan 1:5), y al mismo tiempo «Dios es amor» (1a Juan 4:8). «Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva.» (Ezequiel 33:11).

HERMANÉMONOS EN EL BIEN

Si verdaderas hermanas somos, evitemos hermanarnos en el mal; solapando nuestras mentiras, nuestros errores, nuestros chismes y nuestras abominaciones (que  creemos que al menos son de menor alcance que otras que se publican en los diarios informativos).

Busquemos espacios para hacer más por los demás. Corrijamos nuestro pensar, nuestro sentir, nuestro actuar y dejemos que sea el Espíritu de Dios quien nos guíe en todo momento.

PERMANEZCAMOS EN JESÚS

 (Romanos 3:25). Jesucristo nos ofrece la verdadera libertad, ser liberado de los errores (pecados), de la separación del Espíritu de Dios y de su horror. «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.» (Hebreos 2:14,15).
«Volvió, pues, Jesús a decirles:... yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.» (Juan 10:7,10) «Os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.» (2a Corintios 5:20) « ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?» (Hebreos 2:3).

 “NO HAY DIOS.”
Pensaríamos que afirmar algo así sería rayar en la falta de juicio y sería motivo de risa. Esto pensé cuando uno de los trabajadores de la empresa donde trabajo, afirmó: Respecto a lo que comentas, yo no tengo problemas, soy ateo. Y guardando silencio reflexioné: Eres ateo gracias a Dios que nos creó y a Jesucristo que nos otorga la vida eterna, vía la Fe.
Meditando días posteriores sobre la afirmación de mi compañero de trabajo, me pregunté: Cuántos de nosotros que afirmamos Creer en un solo Dios todo poderoso; creador del Universo, pensamos, hablamos y nos damos el lujo de hacer como si no hubiera DIOS (para reflexionar, ¿cierto?):
Pensamos también que pecar es chistoso, pues cuando afirmamos que pecamos un poco aquí y un poco allá y que además disfrutamos pecar; en vez de apenarnos, reímos de buena gana como verdaderos adolescentes y mientras apretamos los labios y nos tapamos la boca (la pasamos a gusto) continuamos con críticas a los gobernantes, burlas a los artistas y críticas para los piensan, visten o se comportan diferente; haciéndonos de la vista gorda sobre lo que DIOS nos enseña (hay que leer la Palabra y escuchar al espíritu para darnos cuenta de ello y modificar nuestro actuar): todo lo opuesto.
En sí, sin abrir la boca claramente decimos: “No hay Dios” y sin embargo afirmamos que Jesús es nuestro maestro (Entonces, ¿qué clase de alumnos somos?)
Mejor, seamos íntegros. Leamos más, obedezcamos más y amemos de verdad. Que nuestra forma de SER sea un reflejo claro de lo que afirmamos con palabras:
JESÚS es mi salvador y DIOS sí existe.
LECTURA BÍBLICA: Salmo 14:1-7; 15:1-5
RENACIMIENTO:

Si alguna vez te has encontrado divagando en la tristeza, y de pronto, volviste a nacer, gracias a Jesús, sabrás que la tendencia interna a partir de tu renacimiento, ha sido sentirte merecedor de todo lo bueno.

Es tal como le sucede a los niños adoptivos: Un día sus primeros padres, carentes de tanto, deciden darlos en adopción y unos días después, esos mismos niños desamparados, sin hacer algo especial para ganarse a sus nuevos padres, reciben, sin chistar, un nuevo hogar lleno de comodidades, educación de primer mundo, paseos y un sin fin de oportunidades.

Igual es Dios, nuestro padre amoroso, que adopta a todo creyente llenándolo de bendiciones en el amor, en la paz, en la prosperidad, en la amistad, en la salud, en la sabiduría; entre otros dones.

Si en este momento te dé la impresión de no estar recibiendo algo, sábete hijo (a) de Dios quién todo lo da y a todo hijo consiente.
En su infinito AMOR recibe todas las bendiciones.